domingo, 19 de abril de 2015

El día que sea hombre


Debo aclarar que me encanta el hecho de ser mujer y después de la comida mi debilidad es el género masculino. Me fascina ser mujer porque todo es lindo, estético y todo nos queda bien, hasta las pataletas. Las mujeres somos mañosas, amamos de corazón, nos queda bien usar falda o pantalón; ser amas de casas es alabado, ser ejecutivas significa independencia y si se nos da por hacer algo masculino encajamos perfectamente en la definición de verraquera.

En esta vida he disfrutado tanto como mujer que estoy segura que en mi próxima vida, si no evoluciono en vaca sagrada, seré un hombre, claro que ya he hecho suficientes puntos para ganarme los cachos de un semovimiente de ese tipo. Como uno tiene que prepararse para todo, así como Colombia para el postconflicto, Bogotá a otra alcaldía de izquierda si no se pone las pilas y J. Mario para que le den la terrible noticia de que sus libros no se ganarán un Nobel,  yo he venido preparando cuidadosamente mi plan para cuando sea hombre.

Si yo fuera hombre haría lo que hacen todos los hombres; comer, cagarla, tirar y  hacer todo lo que hacen sin remordimiento alguno. Si yo fuera hombre le haría a todo lo que se moviera sin ninguna contemplación y no las llamaría al día siguiente para ayudarles a formar carácter, sobre todo a esas que piensan que todos se enamoran de ellas.

Si yo fuera hombre trabajaría duro todos los días, sería un hombre muy exitoso, bien vestido y con una cuenta bancaria considerable porque no hay nada más horrible que un tipo tacaño, un tipo que pida dividir la cuenta, uno nulo de detalles materiales o que haga pagar la mitad de los servicios de la casa. No hay nada mas maluco que un hombre vaciado y pobre.

Si yo fuera hombre, no digo mentiras, sería perro. Pero sería un Border Collie, es decir un perro inteligente. La historia universal nos ha comprobado que la única condición que se requiere para que se descubra una infidelidad es que quien ponga cachos sea hombre. El genero masculino tiene una horrorosa obsesión con dejar las pistas de las traiciones regadas, gozan con la torpeza de sus hazañas y les produce un infinito placer invertir plata y tiempo en tratar de lograr el perdón. A las mujeres en cambio la infidelidad no se nos nota.

Como decidí que voy a hacer un hombre perro, también debo ser un maestro de las artes amatorias. El día que sea hombre debo ser como George Clooney con la personalidad del difunto cerdo de George Clooney, es decir un galán muy sucio, de esos que producen vulgaridades femeninas, de esos a los que uno les dice que si a todo; en dos, en cuatro, en cinco, en sesenta y nueve, en tres y con tres. De esos por lo que uno va y se gasta un hurgo de plata comprando calzones divinos. El día que sea hombre daré todo lo mejor de mi en la cama. No puedo ser de esos que solo empujan mientras uno juega a encontrar animalitos en el techo a la vez que cuenta los segundos en la cabeza para que termine. Debo ser experto en cochinadas, un tipo bien sucio, de esos que agarran duro y manejan la situación, no un pobre tonto que parezca un adolescente y que termina a los cinco minutos sin respeto alguno por la arrechera de uno. 

Si voy a ser perro tengo que aprender que no siempre en el primer polvo voy a hacer que mi victima se venga, así que debo procurar hacerle todo lo habido y por haber para que al menos salga con buena fama de la faena, porque hay algo que debe quedar muy claro: cuando uno decide ser un hombre perro debe ser buen polvo porque no puede andar por el mundo siendo el hazme reír de todo del género opuesto, uno no puede ser el protagonista de esa falta conversación burlona, porque si algo he aprendido de ser mujer, es que uno cuenta, emite puntajes, compara y rankea. Un puede ser un hombre perro pero jamás un oso.

El día que sea hombre tengo que ser un tipo serio, consiente de que la época del enredo ya pasó. El día que tenga una amiga y me convierta en su fuckfriend voy a actuar con toda la madurez posible y no andar pensando que cuando una mujer se quiere ir a la cama con un tipo, mágicamente amanece enamorada y por eso debo empezar a tener actitudes dispersas y evasivas. No puedo ser un imbécil.

Cuando llegue el momento de casarme no puedo ser de esos hombres que quieren casarse con una virgen sin antecedentes, como si se les atrofiara la lógica y pensarán que las mujeres adquieren conocimientos amatorios por osmosis y las cosas que les gusta se aprendieron mientras se le rezaba el rosario a la rosa mística porque ella nos enseñó solo a amar a Jesús y les recuerdo, mis hijos ,que por algo Jesús prefirió amar a María Magdalena.

Los franceses se equivocaron al creerse libertarios y no conservar la guillotina para los hombres huecos, porque a las mujeres se le perdona lo vacías, pero a los hombres no. Por eso el día que sea hombre, tengo que ser un tipo con contenido. Como hombre me voy a dedicar a comer como un búfalo, nada de comida saludable, semillas y fruta deshidrata. Tampoco voy a ser de esos hombres adictos al gimnasio. No señoras, voy a ser un hombre desbaratado, un hombre de verdad, no de esos que están tan marcados que me genera presión cada que me quitan la blusa, en otras palabras, me genera presión que este más buenos que yo.

Mejor dicho, el día que ser hombre, voy a reivindicarme con lo que fui en mi vida pasada: con una mujer. La voy amar, a respetarla, a tomar decisiones para ella, a confiar en ella, a consentirla y hacerla feliz. El día que sea hombre procuraré no causarle tristeza y decepción alguna, por eso lo último que decidí es que el día que me toque ser hombre, seré un gran marica feliz.




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